La alimentación puede incidir en el estado de felicidad de una persona, no solo por los nutrientes sino por el estilo de vida y la satisfacción que genera seguir una dieta acorde a los valores personales.
La alimentación es un aspecto fundamental de nuestra vida, además de proporcionar la energía necesaria para funcionar correctamente, también puede influir en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud mental y emocional. Pero intentar buscar en la dieta la llave de la felicidad y del bienestar mental es, cuanto menos, utópico. Tanto el estado mental como el humor de una persona depende de numerosas variables: la propia genética, las circunstancias personales, el estado físico y de salud, el entorno social e incluso el clima.
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