La alimentación puede incidir en el estado de felicidad de una persona, no solo por los nutrientes sino por el estilo de vida y la satisfacción que genera seguir una dieta acorde a los valores personales.
La alimentación es un aspecto fundamental de nuestra vida, además de proporcionar la energía necesaria para funcionar correctamente, también puede influir en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud mental y emocional. Pero intentar buscar en la dieta la llave de la felicidad y del bienestar mental es, cuanto menos, utópico. Tanto el estado mental como el humor de una persona depende de numerosas variables: la propia genética, las circunstancias personales, el estado físico y de salud, el entorno social e incluso el clima.
Diversos estudios han demostrado que una dieta saludable puede tener efectos positivos sobre el bienestar psicológico, mientras que una dieta pobre en nutrientes puede aumentar el riesgo de padecer trastornos emocionales como la depresión o la ansiedad. Existen una serie de nutrientes y alimentos específicos que se relacionan con la producción o inhibición de ciertos neurotransmisores y hormonas relacionados con nuestro estado de ánimo. Además también se sabe que una alimentación y estilo de vida acorde a tus principios y valores, genera satisfacción y felicidad.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la alimentación no es el único factor que influye en el estado de ánimo. Otros aspectos como el sueño, la actividad física, el estrés y las relaciones interpersonales también pueden tener un impacto significativo en el bienestar emocional. Por lo tanto, es importante adoptar un enfoque holístico y abordar todos estos aspectos para mejorar la salud mental y el estado de ánimo.
Es importante destacar que el cerebro necesita una variedad de nutrientes para funcionar correctamente. Por ejemplo, las vitaminas B, el hierro y el zinc son esenciales para la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, que están relacionados con el estado de ánimo y el comportamiento. Si no consumimos suficientes nutrientes esenciales, podemos experimentar síntomas como fatiga, irritabilidad y tristeza. En este punto cabe destacar la importancia de una correcta función intestinal para una correcta absorción de los nutrientes. El tubo digestivo controla el 80% del sistema inmune y en el, se sintetiza el 90% del neurotransmisor serotonina relacionada con el control de las emociones y del estado de animo.
El intestino, constituye otro cerebro complejísimo con unos 500 millones de neuronas aproximadamente. Cuando entramos en un estado de ansiedad, nerviosismo, desilusión, falta de motivación, ruido mental, etc…, se produce lo que conocemos como permeabilidad intestinal. Este fenómeno conlleva el paso de sustancias nocivas desde la luz intestinal hasta la sangre dando lugar a procesos inflamatorios sistémicos, no solo intestinales.
Además, algunos alimentos pueden tener propiedades que afectan directamente el estado de ánimo. Por ejemplo, los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los cereales integrales, las legumbres y las verduras, pueden aumentar los niveles de serotonina en el cerebro y mejorar el ánimo. Del mismo modo, los alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón, las nueces y el aceite de oliva, pueden tener efectos antiinflamatorios y antioxidantes que protegen el cerebro y también mejoran nuestro estado de ánimo.
Por otro lado, ciertos hábitos alimentarios también nos pueden afectar de manera negativa. Por ejemplo, consumir alimentos procesados y altos en grasas saturadas y azúcares simples puede aumentar el riesgo de depresión y ansiedad. Asimismo, el consumo excesivo de alcohol y cafeína puede afectar negativamente el sueño y como consecuencia a nuestro equilibrio emocional.
Otro factor importantísimo a tener en cuenta es la actividad física. No podemos lograr una vida plena y unos hábitos saludables sin incluir en ella el ejercicio físico. Está mas que demostrado que realizar ejercicio físico de forma regular es una de las mejores formas de mejorar nuestra salud y bienestar. Además de ayudarnos a mantenernos en forma, el ejercicio también puede tener un impacto positivo en nuestro cerebro y nuestra salud mental.